lunes, 29 de julio de 2013

LAS GALLETAS DE MANTEQUILLA Y EL FASTUOSO VERANO

   Si es que el verano es para estar tumbado a la sombra de una palmera (o una sombrilla, no vamos a ponernos pejigueros...) y con el agua cerca. Pero los que como yo tenemos vicio con esto de las cocinerías varias, dejamos la palmera por los fogones y entonces es cuando nos encontramos con sorpresas... La masa de galletas de mantequilla, esa que he estado haciendo hasta la saciedad, esa masa con la que he jugado añadiendo sabores, aromas, ingredientes...; de repente se rebela (con "b") y decide tener personalidad propia.
       Los ingredientes son los de siempre:
               - 500 gr de harina leudante
               - 225 gr de mantequilla blandita
               - Una taza de azúcar
               - 2 huevos a temperatura ambiente
               - 2 cucharadas de leche
               - 1 cucharada de jengibre molido
      El proceso también es el mismo:
                   Batir la mantequilla en pomada con el azúcar hasta obtener una masa cremosa. Añadir la harina tamizada, la leche y el jemgibre y mezclar sin batir. Incorporar los dos huevos y mezclar amasando con las manos sin marear demasiado la masa. Extender, cortar y hornear a 180º durante unos doce minutos. Dejar enfriar sobre rejilla. Hasta aquí lo de siempre...
PERO...
       La mantequilla que hemos sacado de la nevera para que se ablandara, está totalmente diluída. además de haberse salido del paquete... Conclusión, por más que batas con el azúcar, de crema nada; liquidito del bueno. Y la encimera hecha una porquería rebosando mantequilla.
       Los huevos sí que están a temperatura ambiente... Cocidos. Conclusión: "Casisalmonela" al canto.
       Esa masa que no necesitaba ni reposo en el frigorífico, ahora sólo con el trayecto del frigo a la encimera, se convierte en algo parecido a una gominola a medio masticar de puro pringoso y reblandecido. Conclusión: O buscas una solución o esta tarde no haces galletas, porque cortarlas es imposible y colocarlas en la bandeja del horno no es factible a no ser que las teletransportes...
       La dama de la derecha es de Calanda, así es toma melocotones...
                   

 
 Así es que ahí van un par de soluciones:
- Los huevos con que los saques unos cinco minutos antes va de sobra
- la mantequilla la cortas en trocitos y con diez minutos fuera es bastante. Bátela con las varillas eléctricas antes de añadir el azúcar.
- Extiende porciones de masa entre papel de horno y déjalas en la nevera por lo menos un par de horas antes de cortar.
- Corta rapidito que se cabrea la masa y vuelve al estado gominola. Coloca las galletas sobre la bandeja del horno y mételas el el frigo otra horita mínimo.
- Añade más harina poco a poca hasta que consigas la textura que suele tener la masa. Ya sé que si es la primera vez que haces las galletas, esto no te sirve de nada, pero quizá ayude el que pienses que debe quedar blandita pero no pegajosa... (ya sé que no es mucho, pero en cocina el instinto tiene un porcentaje muy alto de participación) A las malas, lo único que puede pasar es que te queden duras; pero como dice uno de mis duendes, "las mojas en el Nesquick y punto"



           Así es que: haced muchas galletas, que con el fastuoso verano sólo algunas servirán para decorar si no tienes mucha práctica; el resto te las comes tal cual que con leche fría ¡Están de ricas!  ¡Ah! y si tienes la precaución de meterlas (bien frías) en una caja de lata entre papel de cocina (que retira la humedad), te aguantan meses y no exagero,
       En próximas entradas le añadiremos a la masa truquitos y hasta las rellenaremos.

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